¿Por qué debemos ser consumidores responsables? 5 razones.
I.- ¿Nos sentimos parte de la comunidad en la que vivimos?. II.- 5 motivos para ser un consumidor responsable. III.- Por último ¿Cómo avanzamos?
I- ¿Nos sentimos parte de la comunidad en la que vivimos?
El ser humano no puede vivir aislado, tiene que relacionarse con otros y más aún, con quienes comparten el territorio que integra una comunidad; sentirnos parte de ella facilita el camino para comprender que estamos llamados por igual a asumir la responsabilidad cívica de preservar y mantener la calidad de vida en ese espacio físico que nos vincula y que debe generarnos, a todos, seguridad y estabilidad.
Esas relaciones humanas que nos vinculan con otros en la comunidad en la que fijamos residencia y/o trabajamos, en muchas oportunidades enfrenta una serie de conflictos o problemas que lleva a buscar en mecanismos alternativos la solución de los mismos o bien a través de los tribunales correspondientes, según el caso.
La calidad de esas relaciones humanas en la comunidad pueden percibirse con facilidad cuando estamos en un supermercado, abasto, restaurant, en el parque, etc…; pero es necesario recordar que desde la propia comunidad, bien de manera individual o colectiva, también opera una relación con el medio ambiente, muchas veces ignorada o incluso desconocida.
Probablemente muchos están conscientes de esa relación con el medio ambiente, pero por no percibir en la cotidianidad los efectos que genera en ella nuestros actos y el de la comunidad en general, omitimos atender con el cuidado debido esa relación.
El ser humano ha sido indiferente frente a la degradación y contaminación ambiental, porque no ha sentido la necesidad de preservar el ambiente; pero desde hace un tiempo, muchas voces han venido alertando sobre los riesgos existentes si esa indiferencia persiste y en consecuencia se han impulsado esfuerzos que poco a poco han ido sensibilizando a una parte importante de la sociedad global.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible y documentos como la Encíclica Laudato Si, sobre el cuidado de la casa común, son aportes concretos que han conectado a muchos sectores en la misma preocupación.
Los derechos y deberes definidos en el ordenamiento jurídico, así como las acciones que adoptan las instituciones del Estado para enfrentar los desafíos globales particularmente en materia ambiental, resultan insuficientes para enfrentarlos de manera efectiva, más aún, si los mismos no se ven acompañados por el compromiso consciente de la ciudadanía en presente y pensando en las generaciones futuras.
La Economía Circular nos brinda la oportunidad de abrir el diálogo y el debate sobre el impacto ambiental y social de nuestra relación con el medio ambiente, procurando identificar los comportamientos que como consumidores deben ser revisados, para mejorar nuestra relación con ella.
Esa revisión y mejora también opera para los procesos productivos de las empresas e industrias, así como para las Administraciones Públicas quienes deben valorar sus decisiones en el marco del compromiso con la sostenibilidad y particularmente en España, con la promoción de la cultura circular.
El gobierno de España aprobó en el 2020 la Estrategia Española de Economía Circular y en el 2021 el Plan de Acción sobre Economía Circular, dos instrumentos técnicos y políticos, que deben ser valorados y conocidos para comprender la visión que allí se ha dibujado de una España que ha apostado a recorrer el camino para alcanzar una cultura circular.
Algunas Comunidades Autónomas y Ayuntamientos han seguido esos pasos y entre ellos se puede destacar, por ejemplo, el caso de la Comunidad Autónoma de Murcia que cuenta con su Estrategia Regional y el Ayuntamiento de Murcia que aspira tener su Estrategia local para el último trimestre del año 2021.
En esa transición hacia la economía circular, España va avanzando, a la velocidad que permite la realidad, pero en buena dirección, conscientes que el final que se quiere alcanzar está lejos, tal y como lo afirmó el 23 de mayo 2021, en un webinar sobre economía circular el académico de la Universidad Autónoma de Madrid, Economista Luis Collado.
El profesor Collado además agregó que es necesario tener claro que la economía circular no es la solución, es un paso, pero como sociedad debemos ir más allá, En un marco global en el cual los ODS 2030 siguen inspirándose en un modelo de crecimiento y mantenimiento del consumo.
Por último, el académico alertó que en esa búsqueda por alcanzar el modelo circular pensando en las generaciones futuras, no podemos olvidar e ignorar la necesidad que tienen las generaciones presentes de buscar satisfacer sus propias necesidades.
En ese contexto y si realmente sentimos que somos parte de la comunidad en la que residimos o trabajamos, deberíamos preguntarnos:
¿En qué dirección va nuestra comunidad si valoramos su comportamiento desde la dimensión de la cultura circular?
¿Estamos dispuestos a asumir un rol como actores de cambio en la búsqueda por preservar la calidad de vida en nuestra comunidad?
II- Cinco motivaciones para ser un consumidor responsable.
Para avanzar hacia la cultura circular, es necesario comprender que al hablar de consumo responsable se hace referencia a la actitud que asumen los consumidores y que según el programa Consumo Responde de la Junta de Andalucía1, se caracteriza por ser:
- Un hecho consciente, lo que significa que es premeditado y antepone la libre elección a la presión de la publicidad y a las modas impuestas.
- Crítico, ya que se pregunta por las condiciones sociales y ecológicas en las que han sido elaborado el producto o se ha producido un servicio.
- Ético, pues se basa en valores como responsabilidad, austeridad, como alternativa al despilfarro y al consumismo, o al respeto de los derechos de los productores y del entorno.
- Ecológico, pues busca prevenir el derroche de los recursos naturales, ya que una producción masiva degrada el medioambiente.
- Saludable, pues fomenta un estilo de vida basado en hábitos alimenticios sanos y equilibrados y en la compra de productos de calidad y respetuosos con el entorno.
- Sostenible, pues al reducir el consumo innecesario puede mejorar la calidad de vida del planeta y el equilibrio medioambiental y se generaría menos residuos. En este punto es importante intentar cada uno interpretar que representa en nuestra cotidianidad ese consumo innecesario.
- Solidario con otros pueblos y generaciones futuras, puesto que se respetan los derechos de aquéllos y se aseguran los de éstos.
- Socialmente justo, ya que se basa en los principios de no discriminación y no explotación.
- Capaz de lograr la transformación social, pues las personas consumidoras tienen el poder de transformar un mero acto de consumo en un verdadero acto de ciudadanía; en este sentido, se reconoce que gestos cotidianos pueden contribuir a un cambio significativo de las reglas y patrones de producción y consumo de la sociedad.
Si bien son los individuos, los que voluntariamente deben optar o no por un modo de responsable de consumir, los poderes públicos tienen la responsabilidad de dictar normas para que la economía sea sostenible, solidaria y respetuosa con los derechos humanos.
Ese consumo responsable exige a los consumidores una actitud que va más allá de conocer y ejercer sus derechos, demanda valorar sus decisiones desde criterios sociales y medioambientales, comprendiendo que las mismas contribuyen con un entorno favorable para todos, en el que se preserve esa calidad de vida.
Hay cinco argumentos que deben ser considerados para valorar el alcance de los criterios sociales y medioambientales, que el modelo circular demanda de todo consumidor cuando se le califica de responsable.
1.- Vivimos en un Planeta que tiene recursos limitados.
¿Estamos conscientes que nuestro Planeta está sobregirado?.
¿Tenemos conocimiento que existe el día del sobregiro de la Tierra?.
Anualmente, hay un día en el cual se define el momento en el que la demanda de los recursos naturales superan la capacidad del propio plantea de renovarlos en un período de un año; esa fecha, según información pública, cada año se va adelantando, es decir cada año se evidencia que vamos agotando más rápido los recursos.
Con la pandemia el Día del Sobregiro, conocido en inglés como el Overshoot Day, evidenció el impacto de los seres humanos sobre el uso de los recursos, pues durante el 2020, ese día llegó un poco más tarde si lo comparamos con el año 2019.
En ese sentido, la ONU cuando nos presenta el contenido actualizado para mayo 2021 del Objetivo de Desarrollo Sostenible No. 12, en su plataforma web, nos dice que “la aparición de la COVID-19 ha enfatizado la relación entre la persona y la naturaleza, y ha revelado los principios fundamentales de la disyuntiva a la que nos enfrentamos continuamente: los seres humanos tienen necesidades ilimitadas, pero el planeta posee una capacidad limitada para satisfacerlas.”
Precisamente la intensa presión de la humanidad y sus actividades sobre los recursos naturales es un tema que nos debe llamar a la reflexión, pues en esa “presión” está la clave para enfrentar los desafíos globales desde nuestro rol como individuos y miembros de una comunidad.
Para el sector privado que tiene unos ciclos comerciales y que buscan la rentabilidad económica de sus negocios, el tema les es más fácil de comprender, porque esos límites influyen directamente en la capacidad de seguir produciendo y a la vez respetar el medio ambiente.
En ese sentido, oportuno es citar el Presidente de la Federación Regional de Empresarios del Metal de Murcia, España y vicepresidente de ese sector a nivel nacional, Alfonso Hernández, quien destacó la necesidad de reconocer que los recursos naturales son limitados para poder lograr el mantenimiento de la actividad comercial y valora la economía circular como un modelo que es “indisociable del mantenimiento de la actividad empresarial”.2
Para el año 2021 se prevé el sobregiro global, es decir del Planeta, para el 19 de julio, el año 2020 fue el 22 de agosto y en el 2019 el 29 de julio.
En el caso de España para este año 2021 ese sobregiro inició el 25 de mayo, es decir, que a partir de esa fecha la sociedad española agotó lo que se puede llamar como presupuesto ecológico; en el año 2020 fue el 27 de mayo; en el 2019 fue 29 de mayo y en el 2018 fue el 11 de junio, lo que evidencia que ese sobregiro se va adelantando año tras año.3
Para comprender un poco más esta realidad científica, nos exige la tarea de profundizar sobre la forma de calcular ese sobregiro, para entender la urgencia que hoy tenemos como sociedad de revisar nuestra relación con el medio ambiente.
2.- Somos parte del problema.
No podemos ignorar y menos aún, intentar desconocer los problemas medioambientales que experimenta el planeta, porque sus efectos nos afecta a todos por igual, sin distinción de raza, color, credo y de ubicación geográfica; además, porque como bien lo expone la Encíclica Laudato Si, sobre el cuidado de la casa común, esa problemática tiene raíces humanas, lo que significa que para enfrentarlos efectivamente necesitamos reconocer que somos parte del problema.
Inger Andersen, Directora del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, afirmó en un reciente informe que “la ciencia ha dejado claro que, si seguimos explotando la vida silvestre y destruyendo nuestros ecosistemas, en los próximos años tendremos un flujo constante de enfermedades pasando de animales a humanos”4.
Precisamente, Esther Silván, un artículo publicado por MAPFRE, en el que se hace la cita a Andersen, expone que es “vital” medir, planificar y minimizar cualquier actividad que pueda alterar el equilibrio ecológico, pues el bienestar de la humanidad depende directamente de la biodiversidad y los ecosistemas.
Silván, advierte que toda actividad que realiza la especie humana tiene impacto en los ecosistemas, y algunas de ellas, causan efectos irreversibles sobre el medio ambiente; además, alerta que en la medida que la población crece, los recursos humanos se van agotando; en consecuencia en nuestra relación con el medio ambiente está la clave para enfrentar de manera significativa los grandes desafíos globales.
¿Cómo está mí relación con el medio ambiente?, fue la pregunta que se formuló en el 2016 en un artículo de opinión publicado por la Fundación Vida Sostenible, firmado por Rosely Rojas Rizzzos, y que resulta muy oportuna para reflexionar sobre las forma de enfrentar esa “raíz humana” en la crisis ambiental.
Como bien nos dice el artículo, siempre nos hemos esforzado por mantener buenas relaciones interpersonales con nuestros familiares, conocidos, en la oficina, en la escuela, etc… pero pocas veces nos preguntamos ¿cómo está nuestra relación con el medio ambiente?5.
En ese sentido, Rojas Rizzos plantea una serie de inquietudes que se citan a continuación, por considerarlas muy apropiadas en el contexto de comprender que somos parte del problema y debemos entenderlo para pasar a ser parte de la solución; esas preguntas son:
¿En nuestras relaciones habituales ya sean de amistad, amor o relaciones profesionales ¿cuáles son los valores principales?
¿Cuánto respeto tenemos hacia el medio ambiente?
¿En qué acciones podemos traducir ese respeto por el medio ambiente?
¿Valoramos el medio que nos rodea, independiente de si vivimos en la ciudad o en el campo?
¿De qué forma valoramos todo lo que nos brinda la naturaleza?
Para Rojas Rizzos, el medio ambiente es como un gran amigo, de quién ha abusado, porque que le ha brindado mucho, pero a cambio, ese gran amigo, ha recibido casi nada de su parte, pues concluye, que esa relación no es muy estrecha y en consecuencia se pregunta ¿qué tal si recuperamos esa relación?.
La invitación que nos hace Rojas Rizzos, a recuperar nuestra relación con el medio ambiente, encuentra en las Rs claves para comprender la economía circular unas aliadas estratégicas en ese proceso de recuperación, me refiero a: Reducir, Reutilizar, Reparar y Reciclar.
Así mismo, cuando se plantean políticas relacionadas con la movilidad a través de la bicicleta, de un mayor uso del transporte público, incluso de pasar a una sociedad con transporte electrificado en un futuro, gran parte de los argumentos que motivan e inspiran esas medidas están basadas en procurar una mejor relación entre la sociedad y el individuo con el medio ambiente.
Pero, nuevamente, hay que advertir que ninguna de esas acciones señaladas podrán ser efectivas o sostenibles si no hay conciencia sobre los motivos y razones que impulsan a la sociedad global a unir su voz en la demanda a mayor responsabilidad en nuestra actitud frente al medio ambiente.
Para profundizar más sobre nuestra responsabilidad frente al medio ambiente, es fundamental que a través de los mecanismos institucionales exijamos a las autoridades políticas un diagnóstico sobre los desafíos globales desde la dimensión local para poder tener una referencia sobre la situación y promover o apoyar en consecuencia las acciones apropiadas.
3. Y también, somos parte de la solución.
“Se le está pidiendo a las empresas y a la población un cambio en sus comportamientos productivos y consumistas para pasar de una economía lineal de usar y tirar a otra circular, donde el residuo pasa a ser un recurso.”6
El confinamiento y las medidas de salud pública adoptadas durante la pandemia evidenció cómo la acción humana impacta el medio ambiente; precisamente, un artículo publicado en el Compromiso Empresarial, sobre la huella de carbono, afirma que durante la pandemia se redujo ésta un 14,5% respecto del año anterior, calculándola en base a aproximaciones muy variadas de la realidad según distintos escenarios: sin confinamiento, con medidas limitadas, confinamientos parciales y confinamientos totales.
La huella de carbono, es oportuno recordar, mide la cantidad total de emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero (GEI), causados de forma directa e indirecta, por un individuo, actividad, organización o producto a lo largo del ciclo de vida del mismo.
Comprender la exigencia a revisar nuestra relación con el medioambiente y en consecuencia, también nuestro comportamiento como consumidores, encuentra en el Informe de Riesgos 2021 del Economic World Forum7, otro argumento de fondo y es que en el mencionado informe, se ratifica que los daños ambientales provocados por el hombre, sigue destacando como uno de los principales riesgos que enfrentaremos en los próximos 10 años y se alerta que de no afrontarse a corto plazo, la degradación ambiental se cruzará con la fragmentación de la sociedad para provocar consecuencias dramáticas.
La pandemia de la Covid 19 amenaza, como advierte el Informe, con reducir años de progreso en la reducción de la pobreza y la desigualdad y debilitar aún más la cohesión social y la cooperación mundial; pero además, agrega, que la pérdida de puestos de trabajo, la ampliación de la brecha digital, la interrupción de las interacciones sociales y los cambios bruscos en los mercados podrían tener consecuencias nefastas y perder oportunidades para gran parte de la población mundial.
La recuperación social y económica post covid-19 en España apuesta por estrategias que se orientan e inspiran en el desarrollo sostenible y que exigen que el ciudadano asuma la responsabilidad cívica de ser parte de la solución revisando su rol como consumidor y evaluando su relación con el medio ambiente.
Los líderes mundiales en el Foro Mundial de Economía Circular + Clima en abril 2021, organizado por las autoridades neerlandesas y el Fondo de Innovación de Finlandia Sitra, reconocieron que la economía circular es un factor determinante para lograr los objetivos climáticos y una parte inextricable de la solución al calentamiento global.
En ese contexto, Carolina Schmidt, ministra de Medio Ambiente de Chile y presidenta de la COP25, destacó que la forma como se utiliza y reutiliza los productos puede representar hasta un 45% de la reducción de emisiones que se necesitan para lograr las metas previstas en materia climática.
Ello aporta más argumentos para que los gobiernos, en todos sus niveles, valoren iniciativas innovadoras para sensibilizar, concientizar y promover mayor inclusión de la ciudadanía en los procesos de toma de decisiones y en el seguimiento y evaluación de las políticas públicas orientadas a evaluar los avances para frenar esa crisis que el Informe del Económico World Forum califica de severa.
Los modelos democráticos tienen un enorme reto, responder a las expectativas de la ciudadanía en relación a la recuperación, y ocuparse de preservar la calidad de vida de la generación presente, de ello depende el fortalecimiento o debilitamiento de la confianza ciudadana en el sistema de gobierno y en las instituciones.
Para comprender que somos parte de la solución, es imprescindible la divulgación, información y diálogo sobre la Estrategia y el Plan Nacional de Acción en economía circular, sobre las políticas en gestión de residuos y su impacto real, así como también, las exigencias de la Ley de Cambio Climático, entre otros temas.
La sensibilización y concienciación debe ir orientada a comprender el alcance de eso que la comunidad iberoamericana llama responsabilidad cívica en la Carta Iberoamericana de Participación en la gestión pública.
La participación de la ciudadanía y la alianza con autoridades y agentes del sector privado, es clave para frenar el deterioro del planeta y sus efectos en la calidad de vida de todos los seres humanos.
4. Estamos llamados a frenar el “espiral de autodestrucción”.
Hay alertas que deben llamar la atención de todos, por un lado la ONU que nos advierte que en materia de cambio climático, estamos al “borde del abismo”, en una suerte de “alerta roja”, pues la salud climática del planeta está en situación precaria; también ha advertido que la Covid-19 ha interrumpido el avance por lograr .los objetivos de la Agenda 2030 y en ambos casos el papel de la ciudadanía es clave en frenar esos efectos de la pandemia y retomar el camino hacia la sostenibilidad.
Y entre esas alertas, ese termino de “espiral de autodestrucción”, que parece muy oportuno para reflexionar pues supone revisar nuestro comportamiento y valorar si el mismo está contribuyendo con esa autodestrucción a que hace mención la Encíclica Laudato Si, sobre el cuidado de la casa común y entonces abrir un debate sobre la necesidad del cambio de rumbo, no solo en nuestro comportamiento sino también, el de la comunidad en la que residimos.
En ese sentido, insisto en el diálogo, como una herramienta que la Encíclica Laudato Si, reconoce como la vía para delinear el camino que debemos recorrer para superar ese “espiral de autodestrucción en el que estamos sumergidos” y en ese sentido, reconoce la necesidad del diálogo en la política internacional, nacional, local, que opere en un marco de transparencia en procesos decisionales, en donde la política y la economía se pongan al servicio de la plenitud humana, y además, por la naturaleza del problema, la religión y las ciencias también estén en diálogo.
La Encíclica Laudato Si, también reconoce a la sociedad, como promotora y actora del cambio, a través de organismos no gubernamentales y asociaciones intermedias, a quienes invita a influir en los gobiernos para que desarrollen normas, procedimientos y controles más rigurosos; así mismo, destaca el importante papel que juegan los municipios, pues si varias entidades locales se unen y adoptan políticas ambientales orientadas hacia un mismo fin, mucho se puede lograr.
Por otro lado, la consulta pública podría ser asumida como una suerte de excusa idónea para complementar esa formalidad legal con un proceso de pedagogía permanente, procurando una mayor divulgación e información sobre contenido y alcance de lo que se consulta y aprueba posteriormente; en este sentido, una de las primeras cosas que habría que promover es hacer que la consulta llegue a la ciudadanía, no esperar que sea el ciudadano quien se acerque a la consulta.
La consulta debe ser parte de ese diálogo con todos, es quizá ese el mayor reto que tenemos como sociedad, para dar el primer paso para reactivar el camino hacia el desarrollo sostenible.
¿Cómo participar en las decisiones sobre políticas ambientales?, procurando que ese derecho ciudadano se convierta efectivamente en una forma de asumir nuestra responsabilidad cívica de contribuir como actores a la solución desde nuestra comunidad y como individuos.
El mapa de oportunidades para participar de manera individual y/o colectivo debe ser público y en consecuencia tenemos la responsabilidad cívica de buscarla, de indagar cómo se participa y para qué se hace, pero también, en promover que esa participación sea lo más amplia posible, y que se respalde o desarrolle como un proceso de pedagogía social en cada oportunidad cuando se aborde los asuntos ambientales.
Que nadie se quede atrás, insiste siempre la ONU y es un mensaje que supone la exigencia de promover el diálogo con todos los actores y en todos los niveles como nos dice la Encíclica Laudato Si.
5.- Está en juego nuestra calidad de vida.
Enfrentar los grandes desafíos globales, es un tema que preocupa y ha ocupado a los agentes políticos globales y a la Iglesia Católica que en sus documentos recientes deja muy claro que esa realidad es compartida con las otras religiones; y advierte, que la misión de la Encíclica es aportar elementos para la reflexión y no imponer una visión y forma de abordar la crisis que hoy pone en riesgo nuestro planeta y a nosotros mismo como habitantes del mismo.
El portal web Economipedia, presenta un concepto que nos acerca con efectividad a la definición de calidad de vida, y la presenta como “un conjunto de factores que da bienestar a una persona, tanto en el aspecto material como en el emocional”8.
Además, con la intención de aclarar aún más su significado, afirma que la calidad de vida supone condiciones de las que debe gozar un individuo para poder satisfacer sus necesidades, de modo, que no sólo sobreviva, sino que viva con comodidad; y entre los factores que hacen posible esa calidad de vida, nos habla de:
Factores materiales: nivel de ingresos y de posesión de bienes del individuo.
Bienestar físico: Salud e integridad física de la persona.
Bienestar social: Interacción con otras personas.
Bienestar emocional: Autoestima y estabilidad mental.
Desarrollo personal: La persona siente que cumple sus aspiraciones, sintiéndose realizada.
La crisis ambiental, nos advierte pone en riesgo el bienestar físico y como lo vimos en el marco de la pandemia, afectó el bienestar social, todo ello generando efectos importantes en el bienestar emocional y limitando las oportunidades para el desarrollo personal por múltiples razones; en consecuencia, ocuparnos y ser actores del cambio para enfrentar los desafíos del presente y retomar el camino hacia la sostenibilidad, representa una exigencia para preservar nuestra calidad de vida y la de nuestra comunidad en general.
Y esa calidad de vida que debemos preservar tiene metas muy claras y concretas expresadas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible y en el camino a lograr las metas previstas para el 2030, ya la ONU advirtió que no vamos por buen camino para lograrlas, según el Informe Anual sobre el estado de las ODS en la Agenda 2030, presentado en un Foro Político de Alto Nivel en julio 2020.
Tanto Eurostat, como el Consejo de la Unión Europea, en el caso de la Unión Europea, destacan y reiteran el alerta de la ONU, afirmando que la Covid-19 ha provocado un estancamiento y un retroceso en algunas áreas de las ODS9 en la región en informes publicados en junio 2021.
La economía, el mercado laboral, la educación y la igualdad de género se destacan como los sectores que más se han visto afectados por la pandemia y que claramente son expresiones concretas de esos factores que integran la calidad de vida, previamente mencionados, lo todo lo cual ha ralentizado el progreso general de la Unión Europea en el cumplimiento de las ODS.10
Ambos actores, han invitado en sus declaraciones a promover el diálogo reforzado y acciones operativas concretas para acelerar la implementación de la Agenda 2030 y sus ODS; además, sugirieron al Ejecutivo comunitario y a los Estados miembros, desarrollar campañas de comunicación y concienciación sobre la Agenda 2030, orientadas a “incrementar la titularidad compartida por parte de los ciudadanos, el sector privado y otras partes interesadas relevantes”.
El diálogo vuelve a surgir como una necesidad, en ese sentido, oportuno destacar que la reciente Encíclica Fratelli Tutti, sobre la fraternidad y amistad social, publicada en octubre 2020, nos advierte que el mundo de hoy en su mayoría es un mundo sordo porque la “velocidad del mundo moderno, lo frenético nos impide escuchar bien lo que dice otra persona. Y cuando está a la mitad de su diálogo, ya lo interrumpimos y le queremos contestar cuando todavía no terminó de decir. No hay que perder la capacidad de escucha”.
Así mismo nos dice que a través del diálogo, las partes involucradas pueden buscar la verdad juntos, en una conversación reposada o discusión apasionada, pero nos recuerda, que ese camino exige perseverancia y en su recorrido hay silencios y sufrimientos.
Y advierte que cuando no hay diálogo, es porque los actores o sectores involucrados no están preocupados por el bien común, sino por la adquisición de los beneficios que otorga el poder, o en el mejor de los casos, por imponer su forma de pensar.
Por último, es oportuno destacar que para la Fratelli Tutti, “el auténtico diálogo social supone la capacidad de respetar el punto de vista del otro aceptando la posibilidad de que encierre algunas convicciones o intereses legítimos. Desde su identidad, el otro tiene algo para aportar, y es deseable que profundice y exponga su propia posición para que el debate público sea más completo todavía.”
Es urgente el debate público a través del diálogo para comprender de qué forma el camino definido por el Gobierno de España para lograr la transición hacia la economía circular y también, las políticas impulsadas para enfrentar el cambio climático, contribuyen a encontrar consensos sobre los cuales retomar el camino hacia las metas de la Agenda 2030 en un marco de cohesión social adecuado para enfrentar los retos del presente.
¿Conoces la Estrategia y el Plan de Acción Nacional de economía circular?.
¿Qué espacios u oportunidades tienes en tú municipio o comunidad para encontrarse con los otros agentes de la comunidad en el diálogo sobre la cultura circular y el cambio climático?.
La ONU y la Iglesia nos llama a un diálogo que permita un debate público lo que supone un reconocimiento que más allá de consumidores, es necesario ser parte de la solución, asumiendo una responsabilidad cívica que nos vincule institucionalmente con otros agentes y con las autoridades.
La economía circular contribuye con el cambio climático, y también con esta labor de retomar el camino a la ODS 2030, y en este sentido es importante recordar que su reconocimiento no está condicionada a un solo objetivo, sino que por el contrario hay varios que lo abordan desde distintas dimensiones.
El municipio en el que vives ¿es parte de la red de ciudades sostenibles en España?, ¿Está el plan local de desarrollo adaptado a las ODS 2030?.
Son dos preguntas claves para activar el diálogo o el debate público.
III.- Por último, ¿Y cómo avanzamos?.
Hasta ahora, quizá todo o casi todo de lo que se ha dicho, suena repetitivo; pero la necesidad de superar los severos efectos de la pandemia, exige que esas reflexiones, inspiren, motiven y permitan comprender el por qué es necesario revisar nuestra relación con el medioambiente y nuestro rol como consumidores.
Necesitamos y debemos contribuir a promover como lo dice las Encíclicas Laudato Si y la Fratelli Tutti, una política que piense con visión amplia, y que lleve adelante el replanteo integral, incorporando en un diálogo interdisciplinario los diversos aspectos de la crisis.
Para avanzar, debemos respondernos las siguientes preguntas:
¿Creemos realmente, como dice la ONU que la COVID-19 puede servir de catalizador para un cambio social?
¿Creemos que la crisis nos brinda una oportunidad para activar cambios?.
Dependiendo de las respuestas, estaremos más cerca o más lejos de activarnos como individuo en convertirnos actores y promotores del cambio, asumiendo así un responsabilidad cívica que nos permite ser ciudadanos y luego consumidores.
En un próximo documento profundizaremos en el cómo lograr activarnos.
Carlos Romero Mendoza.
@carome31
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Referencias.
1 Junta de Andalucía. Consumo Responde. ¿Qué es el consumidor responsable?. Recuperado el 30 de junio 2021. Online en: https://www.consumoresponde.es/art%C3%ADculos/que_es_el_consumo_responsable
2 Alfonso Hernandez. (Fremm). La economía lineal ha muerto”. 05 de junio 2021. Online en: https://www.laopiniondemurcia.es/comunidad/2021/06/05/alfonso-hernandez-fremm-economia-lineal-52584831.html
3 Teachers for future Spain. Día Sobrecapacidad de la Tierra 2021. Online en: https://teachersforfuturespain.org/dia-de-la-sobrecapacidad-de-la-tierra-2021/
4 SILVAN, Esther. ¿Qué es el impacto ambiental y cómo se mide?. 15 de octubre 2020. Online en: https://www.mapfre.com/actualidad/sostenibilidad/impacto-ambiental/
5 ROJAS RIZZO, Rosely. En: Online en: Fundación Vida Sostenible. 5 de junio 2016. Online en:: https://www.vidasostenible.org/como-esta-mi-relacion-con-el-medio-ambiente/
6 Grupo de Reflexión en Economía Circular, Innovación y Gestión de Residuos. Acercando la Economía Circular y la Gestión de Residuos a la ciudadanía. 14 de junio 2018. Online en:https://www.ifema.es/foro-ciudades/doc/grupo-trabajo-economia-circular/grupo-de-trabajo-economia-circular.pdf
7 World Economic Forum. Global Risk 2021 Executive Summary. Recuperado el 2 de julio 2021. Online en:http://reports.weforum.org/global-risks-report-2021/executive-summary/?doing_wp_cron=1625727348.1616549491882324218750
8 Economipedia. Calidad de Vida. Recuperado el 30 de junio 2021. Online en: https://economipedia.com/definiciones/calidad-de-vida.html
9 Diario el responsible. Estamos lejos de cumplir con los objetivos de desarrollo sostenible. 15 de julio 2020. Online en: https://diarioresponsable.com/noticias/29686-estamos-lejos-de-lograr-de-cumplir-los-objetivos-de-desarrollo-sostenible
10 Swissinfo.ch. Paises de la UE reconocen que el coronavirus amenaza avanzar hacia las ODS. 22 de junio 2021. Online en:https://www.swissinfo.ch/spa/ue-ods_pa%C3%ADses-de-la-ue-reconocen-que-el-coronavirus--amenaza--avanzar-hacia-los-ods/46726526