La familia ¿célula fundamental de la sociedad? o ¿embrión de la ciudad comunal?
¿Recuerdan que la familia es la célula fundamental de la sociedad?, pues cuidado y en algún momento nos arrebatan ese concepto, tal y como lo hicieron con el concepto de representantes vecinales por voceros comunales o de justicia de paz por justicia de paz comunal y de asociaciones de vecinos por consejos comunales.
El concepto de familia en Venezuela está amenazado con la propuesta de Ley de Ciudades Comunales.
Según la Ley de Comunas del año 2010, ésta es una instancia del poder popular conformada por la agregación de varias comunas en un ámbito territorial determinado.
Pero ante una realidad en la cual no ha sido posible conformar tantas comunas como se han propuesto desde hace muchos, ahora en ese supuesto proyecto de ley de ciudades Comunales se amplían los agregados a consejos Comunales y a una figura que introducen llamada comunidad familiar.
Algunos aspectos a tener presente.
Esa ampliación no puede ser interpretada de otra forma que la respuesta a la imposibilidad de crear tantas Comunas como se han propuesto.
Recordemos que a finales de 2012, el difunto Hugo Chávez reconocía en cadena nacional que en su gabinete no había espíritu comunal y afirmaba que se sentía solo en el desierto en esa materia porque no avanzaba la confirmación del modelo, tanto que más adelante tuvieron que inventar aquello de Comunas en construcción.
Fue en el 2013, con a excusa de las elecciones municipales de aquél diciembre que con la campaña Comuna o Nada, movilizaron a sus seguidores a los fines de lograr triunfos electorales muy puntuales definidos por ellos estratégicamente. En ese juego perverso porque la oposición se confronte unos con otros por participar o no en elecciones, para el oficialismo no es necesario ganar todas las “plazas electorales”, solo necesitan aquellas que pueden alcanzar y que se convierten en su estructura clientelar o sometida a un control social.
Por eso cuando Maduro anuncia conformar 200 ciudades comunales, hay que recordar en el pasado cuántas veces se han anunciado metas que jamás son cumplidas. Por lo tanto es de esperarse que todo este esfuerzo mediático que iniciarán o que han iniciado con la ciudad comunal sea parte de esa narrativa electoral para conquistar gobiernos municipales y estadales, y así garantizar el control del poder político, en el marco del orden institucional previsto en la Constitución.
Pero allí donde no logren triunfos electorales, el modelo de gobiernos paralelos hasta ahora aplicados y ahora la modalidad de ciudades comunales, les será de utilidad para debilitar el poder efectivo de las autoridades que vayan a ser electas en la elección local y regional que se celebrarán en un futuro cercano.
¿Cómo se ve amenazada la familia con la ciudad comunal?
Ese proyecto de Ley de Ciudades Comunales, nos dice expresamente que la comunidad familiar, es el embrión que constituye la colectividad primigenia de la organización política y administrativa de la ciudad comunal, que será representada por los consejos comunales.
En otras palabras, todos aquellos que no son parte de los Consejos Comunales y de la estructura de la Comuna, pasan a ser representados por la Ley por los consejos comunales y serán considerados no como individuos sino como integrantes de una comunidad familiar.
Pero lo peligroso es que nos olvidemos que la familia es la célula fundamental de la sociedad, que no tiene un rostro partidista o ideológico, que es diversa por naturaleza; con ello se intenta redefinir el papel de la familia en la sociedad.
En una de sus disposiciones transitorias, el proyecto de ley establece que las comunidades familiares deben estar inscritas o registradas ante las ciudades comunales; y aún, cuando el proyecto en uno de sus artículos dice que se garantizarán los derechos humanos de las comunidades familiares, a lo largo de su texto deja muy claro que eso no es más que una formalidad nominal, porque todo ese diseño de ciudad comunal queda atada y condicionada a la “obediencia al poder popular”, término que usa el proyecto de la supuesta ley.
No sorprende que el eje vertebral de ese proyecto de ley es el control social, en eso se basa el modelo comunal, que aún siendo inviable por su complejidad, de hecho demuestra que a través del mismo se busca como fin principal conservar el poder político, soportado en sistema donde la corrupción y el clientelismo logran espacio, no olvidemos que la falta de transparencia en los fondos públicos destinados al modelo comunal no logran ser auditables, tanto que incluso la propia Contraloría General de. la República ha reconocido en sus informes.
Por último, insisto en preguntar: ¿Es la familia la célula fundamental de la sociedad?.
Si hoy no defendemos esa definición, mañana despertaremos y oiremos a una generación hablar de la “familia como embrión de la ciudad comunal”.
El pasado 16 de marzo, esta y otras reflexiones sobre el proyecto de ley de ciudades Comunales se vieron amenazadas cuando por vía ZOOM algunos hackers intentaron impedir el debate político y jurídico del denominado proyecto de ley de ciudades comunales.
Carlos Romero Mendoza
17 de marzo 2021.