Una mirada al Acuerdo de la Asamblea Nacional del 21 de agosto de 2018.
El 21 de agosto de 2018, la Asamblea Nacional,
aprueba el Acuerdo de ratificación de la decisión de la Asamblea Nacional
de declarar el abandono del cargo de Nicolás Maduro Moros, y sobre su
responsabilidad penal por los hechos de corrupción vinculados a la empresa
Odebrecht.
El texto del nuevo Acuerdo consta de 10
considerandos y 6 acuerdos.
Los considerandos que presenta el Acuerdo,
registran una relación de hechos políticos a través de los cuales se configura
el vacío de poder en el marco de la Constitución y de los Tratados vigentes.
Ese vacío de poder es consecuencia de dos hechos
que son destacados en el texto del Acuerdo, a saber:
1.- La ruptura
del orden constitucional, lo que lleva a la Asamblea Nacional a recordar en el
Acuerdo que el gobierno de Maduro no puede ser considerado democrático y menos
aún, apegado al Derecho, por el contrario, debe ser calificado como un régimen
autoritario, que ha pretendido derogar de facto la Constitución.
2.- La ausencia
de autoridades legítimas en el Poder Ejecutivo Nacional, la irregular
composición y parcialidad política del Tribunal Supremo de Justicia integrado
por los Magistrados designados antes de 2015, del Poder Electoral y del
Poder Ciudadano.
Los hechos políticos que registra el Acuerdo, se
presentan a continuación de manera cronológica y se convierten en documentos
referenciales para el análisis político de la realidad venezolana. A
saber:
1.- Los
Acuerdos aprobados el 13 de diciembre de 2017 y el 9 de enero de 2017, en donde
se declara expresamente la responsabilidad política y el abandono del cargo de
la Presidencia de Nicolás Maduro Moros.
2.- El Acuerdo
del 22 de mayo de 2018, mediante el cual la Asamblea Nacional declaró como
fraudulento y en consecuencia inexistente, el proceso de supuesta reelección
de Nicolás Maduro como Presidente de la República.
3.- El Acuerdo
del 5 de abril de 2017, a través del cual, declaró que existen méritos
suficientes para continuar el proceso judicial que se inició en contra de
Nicolás Maduro Moros, por hechos de corrupción relacionados con Odebrecht.
4.- Los
distintos acuerdos, cuyas fechas omitió la Asamblea Nacional, en los cuales se
ha rechazado y desconocido la convocatoria, elección y decisiones de la
Asamblea Nacional Constituyente.
5.- Por último,
este Acuerdo del 21 de agosto 2018, a través del cual, se manifiesta expreso
respaldo político de la Asamblea Nacional a la decisión suscrita por los
magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, designados y juramentos por la
Asamblea Nacional, el pasado 15 de agosto de 2018.
La Asamblea Nacional, en este Acuerdo, deja
constancia que desde el año 2016 ha venido denunciando las sistemáticas
violaciones a la Constitución, especialmente, por parte de la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, las cuales han provocado la
ruptura del orden constitucional y democrático en Venezuela, así como la
violación de la Carta Democrática Interamericana, entre otros Tratados de
Derechos Humanos.
En tal sentido, este Acuerdo del 21 de agosto 2018,
reitera y denuncia que en Venezuela hemos tenido un golpe de Estado
permanente que comenzó a implementarse desde el año 2016.
Precisamente en ese golpe de Estado permanente la
Asamblea Nacional encuentra la razón por la cual los órganos de seguridad no
han acatado los exhortos, llamados y declaraciones de la Asamblea Nacional a
través de sus diversos Acuerdos. Aún así, en este Acuerdo de agosto 2018,
nuevamente emplazaa los órganos de seguridad del Estado a cumplir los Acuerdos
de la Asamblea Nacional.
Otro aspecto importante a destacar de este nuevo
Acuerdo de la Asamblea Nacional, está en el reconocimiento que hace a la
necesidad de diseñar e implementar una estratégia de amplio apoyo popular que
permita la transición democrática, fundamentada en los artículos 333 y 350 de
la Constitución.
En tal sentido, en este Acuerdo de 21 de agosto de
2018 la Asamblea Nacional asume el compromiso de iniciar las consultas con
todos los sectores de la sociedad venezolana para promover un proceso de
restablecimiento de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
como lo ordena el 333 y 350 de la propia Constitución y como expresamente se
exigió en la consulta popular del 16 de julio del 2017.
Preocupa que en el pasado, también ha habido el
reconocimiento a impulsar acciones de inclusión de otros sectores de la
sociedad en el proceso de reestablecer el orden constitucional y democrático,
pero las mismas, hasta la fecha, no han resultado efectivas.
Hoy más que nunca estos compromisos deben ser
concretados para el bien de todos y en especial, de la Asamblea Nacional,
porque es la única vía para restaurar la confianza perdida de sus electores,
quienes son la fuente esencial de la legitimidad que hoy detenta y que la
convierte en el único Poder Público válido y vigente de la institucionalidad
venezolana.
Las piezas del rompecabezas están en la mesa, hay
argumentos políticos y jurídicos que han sido registrados en distintos acuerdos
que configuran la responsabilidad política; el abandono del cargo por no
cumplir las funciones que le son inherentes y con las cuales, mediante
juramento público se comprometió; la ilegitimidad de la Asamblea Nacional
Constituyente; la responsabilidad por corrupción del Presidente Maduro; las
violaciones sistemáticas a los derechos humanos; el desconocimiento a la
Constitución y al orden jurídico vigente, etc...
Lo único que hace falta en ese rompecabezas, es que
haya una Unidad de acciones y estrategías políticas que permitan conectar a
ciudadanos y dirigentes en una hoja de ruta concreta hacia el restablecimiento
de la democracia.
Se han hecho esfuerzos e intentos importantes, pero
que hasta la fecha no han resultado, en esas experiencias pasadas, sin duda alguna, hay lecciones que
deben ser revisadas y lograr identificar aquellas enseñanzas importantes para la dirigencia política y la sociedad civil en general.
Los ciudadanos han esperado por una Unidad que aún
no se concreta y muchas veces han buscado respuestas inviables, porque no han logrado una
organización básica, y porque no hay espacios para el debate, la discusión y el
encuentro con sus dirigentes, para aclarar las expectativas y revisar los
hechos de manera adecuada.
Como nunca antes, el país reclama de sus ciudadanos
mayor organización local, reconocimiento de las dificultades de comunicación a
nivel nacional y de la responsabilidad que hoy tenemos de no esperar por una
receta mágica, sino por el contrario, ser parte de la construcción de esa hoja
de ruta para restituir el orden constitucional y democrático en
Venezuela.
Nos corresponde llamar a los diputados de nuestros
Estados, en cada rincón del país, para que inspirados en los valores,
principios y garantías constitucionales y atendiendo a esa consulta a la cual
la Asamblea Nacional se ha comprometido, el país sea incluído en la
construcción de un gran acuerdo nacional, que se traduzca luego en
Acuerdo Nacional.
En principio, corresponde a los ciudadanos en cada
ciudad, tomar la iniciativa de respaldar este último Acuerdo de la Asamblea Nacional,
de manera organizada, pública, evidente y por escrito, en Asambleas de
Ciudadanas, reconocidas en el artículo 70 de la Constitución.
En esa misma Asamblea de Ciudadnos, es oportuno,
primero exigir a Asamblea Nacional a que cumpla con la consulta a que se obligó
con todos los sectores del país y de manera incluyente en todas las regiones.
Y en segundo lugar, unir nuestras voces al llamado
de la Asamblea Nacional a los órganos de seguridad a que respeten el orden
constitucional y democrático atendiendo a los artículos 333 y 350 de la
Constitución y en consecuencia actúen.
Hoy más que nunca, nos corresponde activar la
soberanía popular, no para convocar a una Constituyente, no para elegir
concejales sin poder político real, sino para asumir responsablemente la
exigencia a que cada quien actúe en el marco de los compromisos y del respeto
debido a los valores, principios y garantías constitucionales.
El desafío no es fácil, porque exige humildad, desprendimiento y comprender que el cambio político exige de todos, no de un líder.
Pareciera que nuevamente Venezuela va a reclamar de una Junta de Gobierno y de un Pacto para que esa junta de gobierno actúe y genere confianza en la sociedad. En la consulta a que se ha comprometido la Asamblea Nacional en el Acuerdo del 21 de agosto de 2018 pudiera estar una oportunidad para identificar los consensos nacionales básicos que sirvan de fuente para legitimiar a ese futuro Pacto de gobernabilidad, que cada ez es más necesario y urgente.
Pareciera que nuevamente Venezuela va a reclamar de una Junta de Gobierno y de un Pacto para que esa junta de gobierno actúe y genere confianza en la sociedad. En la consulta a que se ha comprometido la Asamblea Nacional en el Acuerdo del 21 de agosto de 2018 pudiera estar una oportunidad para identificar los consensos nacionales básicos que sirvan de fuente para legitimiar a ese futuro Pacto de gobernabilidad, que cada ez es más necesario y urgente.
Carlos Romero Mendoza.
22 de agosto de 2018.