El Mensaje Sin Destino en la peor crisis del país

Mario Briceño Irragorry en su obra Mensaje Sin Destino (1951), dejó registrada una pregunta que hoy resulta un legado importante para intentar buscar respuestas y soluciones alternativas a la crisis que hoy experimenta Venezuela, esa pregunta nos invita a reflexionar sobre:

“¿Cómo unirnos para la defensa de nuestro canon histórico y de nuestros intereses nacionales, cuando pululan las circunstancias que nos conducen a la feroz discordia?”.

Esa pregunta resulta de un Mario Briceño Iragorry que respira un país que como advierte en sus reflexiones, nunca antes “necesitó....de una atención mayor en el examen de sus problemas de pueblo, porque nunca como ahora se hizo tan notoria la crisis de sus valores sustantivos.  Tampoco jamás desde la edad heroica nuestro país se había confrontado con mayor numero de problemas a la vez.” 

En este sentido, el autor reconoce que “pretender que se resuelvan todos a la vez es cosa necia por imposible; empero pareciera que reclaman mayor y más fácil atención aquellos hechos que eviten el relajamiento de los valores fundamentales de la nacionalidad y que vayan a al formación de una conciencia de deber frente a las otras -¡inmensas!- manifestaciones de desequilibrio de la vida nacional.”

En sus reflexiones, Briceño Iragorry reclama que como sociedad “subestimamos los valores comunes que podrían uniformar nuestro genio de pueblo.”   

Hoy desde varios ángulos sociales se vuelven a escuchar, como en tiempos de Briceño Iragorry, “un angustioso reclamo de ir no a la comedia de las palabras, sino a una efectiva concordia, que permita realizar el derecho y dar su sitio a la justicia.

Para Briceño Iragorry en tiempos de profunda crisis “nuestro deber es ayudar al Pueblo, no a que grite, como aconsejan los demagogos, ni a que olvide sus desgracias, como indican los conformistas del pesimismos, sino a que reflexione sobre si mismo, sobre su deber y su destino.”

Esa reflexión a la cual invita Briceño Iragorry desde sus líneas que fueron escritas en 1951, resulta una tarea pendiente, que se ha subestimado y en consecuencia, ha permitido la inercia colectiva ante los debates públicos y políticos, que han facilitado el avance de un proyecto político que hoy se traduce en el Plan de la Patria 2013-2019.

La iniciativa del Congreso de Ciudadanos, anunciada recientemente, podría ser una importante oportunidad para poder reencontrarnos en esos valores que históricamente nos une y que permitirían reconstruir los consensos básicos y necesarios para lograr enfrentar esta crisis que con palabras de Mario Briceño Iragorry “de cambio en cambio, de sistema en sistema, de ensayo en ensayo, hemos llegado con el afán de borrar el pasado, hasta frustrar nuestra genuina fisonomía nacional.”

El Congreso Ciudadano, podrá ser un espacio efectivo para la reflexión sobre nuestro deber y destino, sólo en la medida en que sus participantes sean valorados y considerados como ciudadanos y no como simples electores por quienes pretenden liderar esa iniciativa.   Es el momento de recuperar el valor del ciudadano y construir los consensos sobre esa fisonomía nacional que hoy es difícil de identificar.

Es oportuno tener presente que esta crisis de pueblo, como la califica Mario Briceño Iragorry, y que hoy la estamos experimentando, es producto de los regímenes personalistas que como sociedad hemos soportado y entre los cuales debemos agregar en la lista al régimen de Hugo Chávez (1999-2013). 

En tal sentido, Briceño Iragorry nos recuerda, y oportuno es no olvidar, que “la Revolución de Octubre de 1945, afanosa de componer lo corrompido anterior,  habló de hasta una segunda independencia. Lo mismo habían hecho todos los movimientos precedentes cuando tomaron el gobierno.  Si leemos los discursos inaugurales de los ejercitantes del Poder, hallaremos que Venezuela ha nacido tantas veces como regímenes personalistas ha soportado.”

“Lo mismo que proclamaron Guzmán y Betancourt, lo sintieron o lo mintieron Gómez y Castro, Crespo y los Monagas . Cada uno se creyó en turno el mago de Venezuela, y preocupados los magos y los brujos de cada momento en variar y mejorar a su modo el rostro de la patria, hemos terminado por sufrir una fatal ausencia de perfiles determinante.  Creo que cualquiera conviene conmigo en que sea ésta la peor de las crisis que sufre nuestro país.

Han pasado mas de 60 años desde que se publicó por primera vez Mensaje Sin Destino, de Mario Briceño Iragorry, y tristemente, la sociedad venezolana debe repetir las mismas palabras de Briceño Iragorry: “en que sea ésta la peor de las crisis que sufre nuestro país.” 

Hoy Venezuela reclama por ciudadanos, no por magos.   ¿Cómo nos unirnos?. ¿Cuál es nuestro deber, más allá de nuestra cualidad de electores?, ¿será la iniciativa del Congreso Ciudadano un espacio para lograr estas respuestas?. 

Carlos Romero Mendoza.

Bibliografía:
Briceño Iragorry, Mario.  Mensaje sin destino.  Biblioteca básica de autores venezolanos. Monte Avila Editores.  Edición 2004





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