Sobre la ley del mercado interno de combustible y el Táchira.
El Táchira es un estado fronterizo que desde hace años viene acostumbrándose a realizar largas colas para poder llenar el tanque de gasolina y además de manera restringida, pues sólo puede comprarse 3 bolivares de gasolina, lo que antes era 3.000 bs. Igualmente es una zona geográfica en la cual la luz falta de manera periódica y constante.
Siendo una zona donde el tema de la gasolina es esencial, pues las notas gubernamentales han sostenido que se importará gasolina a Norte de Santander en Colombia, y que de esa importación un porcentaje va al fondo social para los Consejos Comunales, pero estableciéndo controles en el suministro de gasolina para los Venezolanos, sin duda se crea una situación peligrosa, pues por un lado se restringe, por el otro se importa pero entonces esa importación la atan o la "promocionan" con los recursos para los consejos comunales, de manera que al final, quien objete esta medida, le pondrán en la palestra pública como oposición radical, pues ataca al propio pueblo que se beneficia de esa importación, un juego peligroso.
Puede interpretarse que los dirigentes de allá saben la situación, pues es curiosa la nota de prensa de ABN, en la cual destaca que el gobernador del Táchira, Ronald Blanco La Cruz, anunció que está tomando en cuenta el clamor de la población tachirense, principalmente de los gandoleros encargados de transportar los derivados del petróleo, y además que el Gobierno Tachirense, ha elaborado una serie de propuestas que sobre el nuevo Proyecto de Ley Orgánica de Reordenamiento del Mercado Interno de Combustible Líquidos, las cuales fueron elevados ante la Asamblea Nacional con el fin de que el Poder Legislativo las revise y tome en cuenta antes de la aprobación de la nueva ley.
Importante es revisar quiénes participaron, pues, la práctica indica que esa participación es sectorizada y parcializada, como es el caso de la discusión que sostienen los docentes en su discusión sobre la convención colectiva. Si es sectorizada, nuevamente veríamos como un ejercicio parcializado de participación, sirve para que el discurso político sostenga que las medidas fueron consultadas, cuando en realidad se usa la participación como formalismo para sostener que hay participación, y no como espacio para que haya pluralidad en el debate y se pueda promover la real incoporación de los ciudadanos a la gestión pública correspondiente.