Consejos Legislativos Regionales y el Poder Popular.
Estas semanas los medios impresos
y digitales, así como las redes sociales se han visto inundados de artículos de
opinión y de análisis sobre las Comunas y el Poder Popular, ello como consecuencia
directa del anuncio que en días pasados hizo el Presidente de apresurar e
implantar una nueva forma de organización política-territorial en la base de la
organización social llamada: Comunas.
En este sentido no hay que perder
de vista el Plan de la Patria 2013-2019 pues allí se plantea concretamente la
nueva geometría del poder que se traduce en un diseño basado en ejes de
desarrollo territorial, que en teoría agruparán unos 39 mil consejos comunales,
los cuales a su vez, según la realidad demográfica, darán origen a 3.000
Comunas. Una nota curiosa: según Prensa Latina en el país existen un total de 44.196
mil Comunas.[1]
Esas Comunas -como sabemos- se
alimentarán o se constituirán con las competencias, bienes, servicios y
recursos que le transfieran los estados y municipios según las normas establecidas
en el Decreto de gestión comunitaria de servicios, bienes y otros, publicado el
pasado mes de junio del 2012 y que es el producto o resultado directo del objetivo
2.3.2 del Plan de la Patria 2013-2019.
La página web Prensa Latina[2]
registra una nota de prensa fechada el 31 de octubre de 2012, que señala que
los Consejos Legislativos Regionales, una vez legitimados el 16 de diciembre de
2012, deberán adecuar las leyes nacionales a la realidad regional y además a
través de la actividad legislativa estadal impulsar la transferencia de
recursos, bienes, servicios y competencias al Poder Popular. Por lo tanto es evidente que los Consejos
Legislativos Regionales serán –según el resultado electoral- detonantes importantes para la activación del
diseño Comunal y para el debilitamiento del Poder Municipal.
Importante es recordar que el
Consejo Legislativo Regional es el órgano legislativo estadal y por lo tanto es
la instancia que tiene competencia para dictar leyes estadales a través de las
cuales se organicen los municipios, las entidades locales y la división
político territorial del estado (Art. 164 de la Constitución).
El 16 de diciembre se estará
decidiendo además del gobernador, y a un grupo de personas que con la legitimidad
de una elección, tendrían la capacidad de modificar la división
política del Municipio, así como de desarrollar normas para organizar las
Comunas como entidades locales dentro del territorio del Municipio. Empieza a tener mucho más sentido el tema del
voto entubado y a preocupar aún más la muy silenciosa, casi inexistente campaña
de los candidatos a diputados regionales de la Unidad o de la oposición.
Debemos recordar que las Comunas
son entidades locales “especiales” a partir del año 2010 cuando se reforma la
Ley Orgánica del Poder Público Municipal, lo que la lleva a tener un mismo “estatus”
–si se puede usar la expresión- de las
inutilizadas y olvidadas parroquias.
Sorprende que siendo la estrategia
del gobierno la transformación de la sociedad desde abajo hacia arriba, independientemente
de su viabilidad práctica, el Municipio y la legitimación de sus autoridades no
tenga en este proceso la importancia estratégica que debería tener. Creo que la Unidad diseño su estrategia
política con una visión centralizada, respondiendo al presidencialismo exacerbado
que hoy padecemos y olvidando que el espíritu de Unidad debió haber arropado
disciplinadamente también a las elecciones locales. Por
cierto a 5 meses de la elección municipal, aún no se ha dado la convocatoria
oficial del CNE a ese proceso local.
La elección municipal y los
referendos aprobatorios de las Cartas Comunales, requisito para crear las
Comunas, se convierten en dos espacios cívicos y políticos de vital importancia,
y decisivos, para que a través de la participación ciudadana se pueda contener
la transformación del Estado y el desconocimiento de la Constitución Nacional
en cuanto al diseño del Estado Venezolano.
El tema de la constitución de las
Comunas es aún más complejo que el proceso traumático y excesivamente
discrecional de activación y registro de los Consejos Comunales, en Buenos Aires,
Argentina, ha tomado 6 años poder elegir las primeras autoridades comunales, y
hoy a 7 años de su creación, diputados provinciales y ciudadanos se reúnen en
mesas para analizar las razones por las cuales éstas nos han logrado cumplir
con su misión de ser actores de la descentralización[3]
El tiempo se agotó, no se puede seguir
subestimando las Comunas, su objetivo no es que funcionen para el beneficio de
la comunidad, sino que por el contrario su objetivo es la creación de un Estado
clientelar que aproveche ese vínculo para lograr un mayor control sobre la sociedad.
La conciencia ciudadana, la valoración de nuestros derechos como ciudadanos y
la organización local son claves en esta batalla que se inicia con las
elecciones del 16 de diciembre.
Carlos Romero Mendoza.