Los partidos tienen que dar el primer paso para que capten más militantes.

En el programa Aló Ciudadano del día 1 de agosto del 2008, Julio Borges, Primero Justicia, afirmó que una de las soluciones a la situación que estamos viviendo pasa por militar en los partidos políticos. Esa es una gran verdad, pero para lograr eso los dirigentes venezolanos no deben esperar a que la gente se convenza de ello, tienen que ser los propios líderes de esos partidos, quienes con sus actuaciones, y con distintas herramientas, sean capaces de demostrar a los ciudadanos que los partidos son verdaderos espacios de debate por lograr políticas públicas que logren cristalizar un modelo de país, y como estructuras para controlar y evaluar la gestión pública de un gobierno sea local, estadal y nacional.

Como están planteadas las cosas en Venezuela, bajo el gobierno de Chávez hemos venido de elecciones tras elecciones, de consultas y consultas, generando como consecuencia que los partidos políticos en la actualidad no sean otra cosa que meras estructuras eletorales, con espacios para el debate electoral del momento que es impuesto por la realidad política en la que nos vemos inmersos.

Mientras los partidos continúen consumiendo su estructura principal en elecciones, que consumen gran cantidad de recursos financieros y humanos, se van perdiendo oportunidades de construir un espacio político que logre encontrar consensos sobre la visión de sociedad y de Estado, y donde una vez identificados los disensos, estos espacios puedan abrir las puertas al debate plural sobre las necesidades particulares de la sociedad.

La principal necesidad actual es recuperar la democracia, retomar y darle sentido a los valores en los cuales todo regimen democrático debe operar. Es el momento de acercarse a la gente y frente a esos espacios donde se promueve lo comunal, lo endógeno, lo socialista, los políticos deben estar hablando de lo plural, la justicia, la igualdad, la diversidad y la tolerancia política; este es el momento que mientras unos hacen su labor proselitista necesaria, otros piensen en esa estructura partidista que debe existir con o sin elecciones, para brindar un espacio de participación al ciudadano.

Vivimos momentos muy difíciles y más para los partidos políticos, pero los dirigentes de estos partidos no pueden llamar a la gente a que sean militantes, sin antes replantearse como partido, se que tiempo no hay, porque la Unidad y las elecciones consumen mucho tiempo, pero es de reconocer que entonces no hay esperanza pues estos diez años lo electoral ha consumido tiempo, y ha debilitado a los partidos limitándolos a ser estructuras meramente electorales, como ya indiqué previamente.

Tal vez, mí visión es muy idealista, pero sigo convencido que el mundo político partidista debe servir para que los ciudadanos puedan ser útiles en su comunidad, puedan incidir en las políticas públicas, puedan controlar, vigilar y evaluar la gestión pública local, estadal e incluso nacional, y puedan ejercer presión para que la justicia y la igualdad ante el poderoso Estado se imponga. Los partidos deben luchar contra el clientelismo, deben luchar por generar creativamente espacios no electorales, que puedan captar a esos ciudadanos que simplemente quieren hacer algo.
La dinámica del país nos lleva a una lucha en conjunto por recuperar la lógica perdida y los valores básicos de una convivencia armónica, y desde allí construir entonces la sociedad y el Estado que funcione para todos; pero esa lucha en conjunto, en un régimen que no quiere partidos fuertes, tiene que ser el mejor incentivo, para demostrar con mucha inteligencia y astucia que los partidos son necesarios, para lograr eso, el primer paso debe ser dado por los propios líderes políticos.

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