Los herederos de la Revolución y el espíritu comunal


Un 20 de octubre del 2012, el entonces Presidente Hugo Chávez, en un Consejo de Ministros, regañaba a sus ministros, diciéndoles que seguían entregando viviendas pero no se veían por ningún lado ni las Comunas,“ni el espíritu de la comuna que es mucho más importante en este momento que la misma comuna, la cultura comunal. [1]

¿Será que yo seguiré clamando en el desierto por cosas como éstas?[2]“, se preguntó Chávez en relación a las Comunas.  En esta reunión sugirió eliminar el Ministerio de las Comunas para que todos los ministros se ocuparan de conformar las Comunas y además se dirigió a Nicolás Maduro encomendándole, como le encomendaría su propia vida, el desarrollo de las comunas, del estado social de derecho y de justicia.  

Chávez insistió en esa reunión que la autocrítica no era para lanzarla al vacío, era para actuar de inmediato, y en ese sentido le preguntó a Rafael Ramírez sobre la existencia de 20 comunas que en teoría ya debían existir en la Faja del Orinoco.

Inmediatamente después de ese Consejo de Ministros, un artículo en aporrea.org firmado por Atenea Jiménez Lemon expone desde su visión, qué pasaría si Chávez preguntara a otros actores sobre la conformación de las Comunas:

“Sí le pregunta al Ministerio de las Comunas, seguramente le dirán que no se han registrado, que no llenaron un formato en Fundacomunal, que les dé más tiempo para llevarlo a una comuna de verdad, de esas que se arman con una sala de batalla, se monta rápidamente una bloquera “comunal” o una carpintería “comunal”, o tal vez, le dirán que este pueblo es muy irreverente y no quiere construir comunas.

Sí le pregunta a los Gobernadores y Alcaldes, le dirán (con contadísimas excepciones) que no tienen recursos para ejecutar esa “obra” de gobierno, que necesitan recursos, y además le dejarán la pregunta de manera latente ¿eliminará las gobernaciones y alcaldías? 
Seguramente le explicarán que quienes andan conformando comunas son unos anarcosos, ultraizquierdistas o finalmente el argumento más infalible, son una cuerda de contrarrevolucionarios infiltrados.

Sí le pregunta al Partido Socialista Unido de Venezuela, algunos líderes de la Dirección Nacional dudarán en responder, por desatender ese principio fundamental que debe enaltecer un partido revolucionario “todo militante socialista debe estar integrado de manera orgánica al movimiento popular”, entendiendo a éste en sus diversas expresiones territoriales y/o sectoriales. Otros podrán responder que existen unos colectivos que promueven la comuna y que son autónomos. 
La mayoría argumentarán que somos una vanguardia, pero la “masa” aun no está preparada para la Comuna.“

Luego de este relato, Jiménez Lemon, expone los esfuerzos que desde las propias comunidades han realizado en función de fortalecer el diseño Comunal, destacando más de 80 experiencias en conformación de Comunas y la creación de la Red Nacional de Comuneros como forma de articular esfuerzos en las comunidades.   Por lo tanto Jiménez parece decir que la cultura de las Comuna si ha sido asumida por algunos ciudadanos como un compromiso, pero pone serias dudas, si así lo ha asumido también autoridades y dirigentes políticos del propio oficialismo.

Unos meses después, en el mismo portal web de aporrea.org, otro artículo firmado en esta ocasión por Claudio Domínguez formula una pregunta similar al Gobernador de Anzoátegui[3], quien prometió 25 Comunas en sus primeros 100 días de gestión y el tiempo está pasando sin que se vean las comunas prometidas.

Reinaldo Quijada, firma un artículo en el portal web Diario Vive, en el cual afirma que “Si el movimiento popular, en su conjunto, incluyendo los Consejos Comunales no se proponen conquistar el Poder Político no existirá Estado Comunal, ni espíritu comunal.”  En este sentido reconoce desde su experiencia que “en términos generales, las Instituciones Públicas, al igual que nuestros gobiernos regionales y locales, y nuestro principal partido, no confían en los Consejos Comunales, han contribuido a pervertirlos y los han convertido en sus apéndices clientelares.[4]

Quijada sobre las Comunas se pregunta: “¿Cuántas de ellas están ajustadas a las leyes del Poder Popular? ¿Cuántas han elaborado su Carta Comunal y su Carta Fundacional? ¿Cuántas tienen constituidos sus Consejos de Planificación Comunal, y sus Consejos de Economía y de Contraloría? ¿Cuántas convocan periódicamente al Parlamento Comunal? No sabemos, aunque tampoco es lo fundamental. Unas leyes, por sí solas, no generan cultura comunal.[5]

Las respuestas a esas preguntas, así como la ausencia del reglamento a la Ley Orgánica de las Comunas, probablemente conduce a concluir que el proceso de conformación de Comunas se caracteriza por el desorden y la anarquía, como lo destaca Claudio Domínguez en su artículo de aporrea.org, citado previamente, quien además advierte en ese mismo texto que la improvisación en el fortalecimiento del Poder Popular puede llevar a las Comunas por el mismo camino del fracaso que tomaron las cooperativas.

El reconocimiento de un déficit en la cultura comunal en los herederos de la Revolución, la ausencia del liderazgo carismático de Chávez, son dos elementos que llevan a pensar que está muy lejos aún la consolidación del Estado Comunal en Venezuela, además, la realidad social y económica del país, pareciera decirnos que no necesitan de las Comunas para ejercer el control absoluto del Estado, más si necesitan el desorden y anarquía acusada por sus seguidores para evitar que el pueblo soberano pueda organizadamente demandar de manera efectiva sus legítimos derechos políticos.

Carlos Romero Mendoza.

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