Lo bueno, lo malo y lo feo del Consejo Federal de Gobierno.

Con fecha 22 de mayo de 2010, el diario El Tiempo de Oriente, recoge un artículo que se de gobierno y la sociedad organizada, en aras de institucionalizar el proceso de titula: "Lo bueno, lo malo y lo feo del Consejo Federal de Gobierno", escrito por José Regnault, y permite leer lo siguiente de manera textual:

La descentralización es tarea fundamental para el fortalecimiento de nuestra democracia, de ahí la importancia que le otorga la Constitución al señalarla como política nacional, la cual deberá desarrollar el Consejo Federal de Gobierno. Este órgano, luego de 10 años, ha sido finalmente instalado. En esta nota pretendemos revisarlo utilizando las categorías del western del director Sergio Leone, “El bueno, el feo y el malo”.

La visión del constituyente, al concebir una instancia para la cohabitación de los tres niveles descentralización que se inicia en el país en 1989 -respondiendo a las metas de nuestro desarrollo y garantizando la prestación eficiente de los servicios públicos, en coordinación y suma de esfuerzos- es lo bueno de este consejo. Sólo imaginemos a consejos comunales, alcaldías, gobernaciones y al gobierno nacional complementándose para enfrentar la inseguridad; la basura; el desempleo, el alto índice de dengue y la reaparición del mal de Chagas, por ejemplo. De esta manera, seguramente, otra sería la situación del país.

Lo malo: la interpretación dada por Miraflores, cuyo desconocimiento de preceptos establecidos en la Constitución es inaceptable, al introducir elementos como los Distritos Motores de Desarrollo; la transferencia de recursos de manera directa a las comunidades sin pasar por los gobiernos intermedios y la participación ciudadana filtrada por el partido de gobierno. En los casos anteriores el principio de la soberanía popular queda reducido al criterio aclamacionista impulsado por el gobierno.

La instalación de este consejo genera enormes dudas respecto a la organización del Fondo de Compensación Interterritorial y la Ley de Hacienda Pública Estadal, vetada en su ocasión por el presidente Chávez que, al sumarse a la eliminación del Fides deja a la provincia sin la fuente para inversiones por excelencia. Algunos cálculos fijan en Bs. F 11 millardos de lo adeudado por el gobierno a las regiones del país. Así las cosas, su ley es como aquel caballo de Troya, encargado en este caso de esconder un propósito estrictamente centralizador.

Finalmente, lo feo se desprende del carácter sectario que sella su partida de nacimiento, lo cual evidencia la conformación de su Secretaría Ejecutiva, cuya designación ignoró a gobernadores y alcaldes que no militan en el Psuv, no obstante, representan a un importante sector de la sociedad venezolana, restándole, además, la diversidad que expresa la Constitución. Amén del recital de insultos pronunciados por el Presidente contra los gobernadores de oposición, al día siguiente de su instalación.


Fuente:
http://www.eltiempo.com.ve/noticias/default.asp?id=333018

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